viernes, 7 de marzo de 2014

Fiero amor, Alfonsina Storni





Oh, fiero amor, llegaste como la mariposa. 
Cuando comienza Octubre se aproxima a la rosa; 
era silencio todo, era silencio abierto 
a sombras misteriosas como el ojo de un muerto. 

Yo era la misma sombra, yo era menos, yo era 
una cosa durmiente que ni sueña ni espera, 
cuando el vuelo de aquella mariposa celeste 
me hizo gorjear de pronto como un pájaro agreste. 

Oh, cien soles se alzaron por el lado de oriente, 
oh, cien ríos corrieron por la misma pendiente, 
oh, cien lunas de plata brillaron en el cielo 
y cien altas montañas emprendieron el vuelo. 

Abrí los brazos: tuve la divina locura 
de tocar con mis dedos las cosas de la altura. 
Abrí los ojos: tuve la divina tristeza 
de beber con los ojos la celeste belleza. 

Lloré, lloré sin tregua; grité: Corazón mío, 
detente en el camino que lleva al desvarío; 
pero el corazón mío fue una gota de cera... 
Dios, ¿qué pudo esa gota contra la primavera?... 

Fiero amor: en tus manos yo he soltado mi vida; 
acógela: Paloma que se posa rendida 
en las garras sangrientas, ya no bate las alas: 
muere de lo que vive; vive de lo que exhalas. 

Bien sé que no hay cien soles que nazcan en oriente, 
bien sé que no hay cien ríos por la misma pendiente, 
bien sé que no hay cien lunas que brillen en el cielo, 
bien sé que no hay montañas que se alarguen al vuelo. 

Bien sé que las palomas ciegan sus ojos, dejan 
en el nido las plumas, las auroras se alejan, 
caen las hojas, viene el otoño, la muerte, 
y se agrisan los días, y se agrisa la suerte. 

Pero soy una esclava del dolor y lo adoro 
como adora el avaro el sonido del oro: 
oh, terrible tormenta de relámpago y rayo, 
en tu fuego revivo, en tu fuego desmayo. 

Fiero amor: soy pequeña como un copo de nieve, 
fiero amor: soy pequeña como un pájaro breve, 
triste como el gemido de un niño moribundo, 
fiero amor, no hallarías mejor presa en el mundo. 

Ninguna moriría más ligero en tus garras, 
ninguna moriría más pronto en tus amarras. 
Alumbra, sol naciente... Naturaleza, crece: 
sobre la vida oscura la muerte resplandece.



Tu piel, Manu Tenorio


Tu piel puede doler
De tanto amor
Que tonta confunde el dolor y el placer
Tu piel a veces defiende y a veces se ofende
Pero al final por tu piel se desprende el dulce
aroma del amor

Asi tu piel
Es como un barniz sutil
Un tul que todo lo envuelve
Tu piel es una barrera abierta
Que cuando se te despierta
No puede para la fuerza de las olas

Dime que tu piel será mi piel
Dime que tu cuerpo será como mi propio
cuerpo
Dime que tu sal será mi sal
Saliva de mis labios salada y transparente
como tú

Tu piel sabe latir
Pero al final confia y se deja llevar hasta el
fin
Tu piel es una armadura blanda
Que cuando se te desmanda
Se ofrece a cualquiera que la quiera entera

Dime que tu piel será mi piel
Dime que tu cuerpo será como mi propio
cuerpo
Dime que tu sal será mi sal
Saliva de mis labios salada y transparente
como tú


La insoportable levedad del ser (fragmento), Milan Kundera




Jamás se ha planteado los interrogantes que torturan a las parejas humanas: ¿me ama?, ¿ha amado a alguien más que a mí?, ¿me ama más de lo que yo le amo a él? Es posible que todas estas preguntas que inquieren acerca del amor, que lo miden, lo analizan, lo investigan, lo interrogan, también lo destruyan antes de que pueda germinar. Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia...