jueves, 14 de febrero de 2013

Poco a poco me enamoré de ti, Collage



El cielo rozandote los dedos,
la tierra acariciandote la espalda,
reflejos de oro el Sol sobre tu pecho,
cubierto de inocencia y de deseo.

Mi piel se hizo la amiga de tu cuerpo,
mi sombra compañera de la tuya,
apenas si recuerdo si fué el viento o fué la luna,
el caso es que te quise, más que quise a ninguna.

Poco a poco me enamoré de ti,
poco a poco tu rostro aprendí
y la noche nacio entre los dos,
para unirnos y enseñarnos el amor.

Poco a poco me enamore de ti,
poco a poco tu cuerpo aprendi
y el silencio se convirtio en sonido,
por vernos para siempre tan unidos.

En tus cabellos vi la primavera,
que abraza como suave enrredadera
y quise ser un pájaro
y quise ser la luz
y ser todas las cosas y ser un poco tu.

Poco apoco me enamore de ti,
poco a poco tu piel aprendi,
poco a poco la noche aparecio
y una estrella en tu mirada se durmio.

Poco a poco me enamore de ti,
poco a poco tu voz aprendi,
poco a poco el viento se calmo,
de flores tu cabello se cubrio.

Poco a poco me enamore de ti,
poco a poco tu piel aprendi,
poco a poco la noche aparecio
y una estrella en tu mirada se durmio.


La leyenda del beso, Intermezzo; R. Soutullo-J. Vert




Besos, Gabriela Mistral




Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.